15 de Junio de 1752, Filadelfia.

Era un día de tormenta y Benjamín Franklin decidió demostrar la teoría sobre los rayos que defendía desde años atrás.

Su idea consistía en atar una llave de metal a una cometa y, después, atar la cuerda de esta a un hilo de seda para proteger sus nudillos.

Fue un experimento muy arriesgado. Pero Benjamín Franklin pudo demostrar su teoría cuando la llave metálica recibió una carga eléctrica del aire.

Dos días antes, Benjamín Franklin observó que un clavo de hierro conducía la electricidad desde una esfera de metal. Así pudo demostrar que los rayos podían ser atraídos por un metal y que dirigiéndolos hacia una toma de tierra se podría impedir numerosos accidentes mortales y proteger las edificaciones.

Tras el éxito del experimento, surgió su gran idea de colocar una varilla metálica terminada en punta en los tejados. Acababa de nacer el Pararrayos.  

Pronto, el pararrayos Franklin, que recibe el nombre en honor a su inventor, se encontraría protegiendo muchas casas y edificios.

Desde entonces el pararrayos ha ido evolucionando, hasta llegar a nuestros pararrayos ADVANCE+, SIGMA+ y Electron E15. Estos nos ofrecen una mayor protección, y son incontables las vidas que se han salvado gracias a este gran invento.