La aparición de rayos en erupciones volcánicas es, según la explicación más general, un fenómeno meteorológico que se forma cuando fragmentos de rocas, cenizas y partículas de hielo que expulsa el volcán chocan entre sí y provocan reacciones eléctricas.
Este fenómenos se conoce con el nombre de «tormenta sucia».
Aunque las cenizas que salen del volcán son neutras, la diferencia de temperaturas, la fricción y los choques entre partículas y gases hacen que se vayan cargando eléctricamente con cargas de signo contrario.
Al tener diferentes densidades, estas partículas se mueven y se van separando progresivamente en carga positiva y carga negativa. Cuando la diferencia de potencial es lo suficientemente grande se produce la descarga.
Además de esto, algunos expertos como Keri Nicoll, directora de un equipo de investigadores de las universidades de Bristol, Reading y Bath (Reino Unido), creen que hay otro agente muy importante en la formación de estos rayos: el radón.
El radón es un gas radioactivo, incoloro e inodoro que es liberado de forma natural en las erupciones.
El origen de este gas es totalmente natural y está relacionado con la desintegración radiactiva natural del uranio.
El equipo de Nicoll examinó la erupción del volcán Estromboli, en Sicilia. Allí observaron que, aunque las nubes generadas no tenían apenas cenizas, iban altamente cargadas. Tras este análisis, los expertos determinaron que el origen de esta electrificación podía estar en el radón.
Según estos investigadores, la presencia de este gas, además de ionizar el aire, es capaz de aumentar la carga y electrificar las plumas volcánicas. Sin embargo, Nicoll, directora de la investigación, reconoce que todavía necesitan hacer más mediciones. Aún así, afirma que no hay otro mecanismo conocido de generación de electricidad que pueda explicar las observaciones del grupo. Por ello, la investigación es prometedora y es muy probable que esta sea la verdadera explicación a las llamadas “tormentas sucias”.