Hay días de tormenta en los que nos hemos preguntado que le ocurriría a nuestro coche si un rayo impactase en él.
En primer lugar, cabe destacar que la probabilidad de que un rayo caiga sobre un coche es ínfima. Esto es debido a que los rayos buscan elementos en punta ubicados en altura como árboles, torres eléctricas, edificios, pararrayos… e incluso una persona caminando en campo abierto. Los vehículos, debido a su forma sin salientes y a que circulan por tierra, es muy difícil que atraigan un rayo.
En el remoto caso de que el rayo cayese en nuestro coche, este actuaría como una Jaula de Faraday, igual que ocurre con los aviones. El rayo circularía por el exterior del coche y descargaría en el suelo a través de un elemento en forma de punta como, por ejemplo, el tubo de escape.
Para que esto se produjese, las ventanillas deberían estar cerradas, evitando cualquier flujo de aire de interior a exterior.
La carrocería, sobretodo el punto donde impacta el rayo, podría quedar dañada llegando, incluso, a perforarse. Además, la electrónica sería la gran afectada por este impacto, ya que se producirían tensiones inducidas en los circuitos electrónicos que la dañarían.