Para que se produzcan los rayos es necesario que exista inestabilidad atmosférica. Es decir, que el aire frío y seco se sitúe sobre el aire cálido y húmedo. Normalmente, ese aire cálido y húmedo no se puede encontrar en las zonas cercanas al polo norte. Por ello, es realmente complicado que los impactos de rayo se produzcan en esta zona.
Sin embargo, durante el 10 de agosto de 2019, científicos detectaron decenas de impactos de rayo cerca del Polo Norte. A sólo 300 millas náuticas. Este hecho es tan inusual que la oficina del Servicio Meteorológico Nacional de los Estados Unidos en Fairbanks, Alaska, manifestó que este era uno de los impactos de rayo más septentrionales que recordaban los pronosticadores de Alaska.
Aunque es muy probable que este inusual fenómeno se haya producido debido al cambio climático, también puede deberse a otras razones. Por ejemplo, el calentamiento de la zona debido al humo de los intensos incendios forestales que tuvieron lugar este verano en Siberia.
Según afirman los expertos, los rayos polares serán más habituales a medida que se vaya incrementando la temperatura del planeta y aumente el deshielo en las zonas del Ártico.