La semana pasada se reconocieron dos nuevos récords históricos. El primero, y más impresionante, fue que se ha registrado el rayo más largo conocido hasta la fecha. 321.1 kilómetros de distancia, literalmente de una punta a la otra de Oklahoma. Este rayo cayó en 2007, pero no ha sido hasta ahora que se ha reconocido el récord. Este rayo, además ,duró 5.7 segundos, lo que hubiera sido una nueva marca si no fuera por el segundo récord.

Este segundo es el del rayo más duradero. Registrado en Francia en 2012, y con una duración de 7.74 segundos, es el rayo que más tiempo ha alumbrado el cielo desde que se tienen registros. Ambos rayos han llevado a la Organización Meteorológica Mundial (OMM) a cambiar la definición de rayo. Originalmente era «…una serie de procesos eléctricos que tienen lugar en menos de un segundo…» a «…una serie de procesos eléctricos que tienen lugar de forma continuada…».

Y es que rayos así son extremadamente raros. A pesar de que caen alrededor de 50 rayos por segundo en todo el mundo, las condiciones que se tienen que dar para que alguien lo pueda registrar son muy improbables. De hecho, esta es la gran dificultad que tienen los científicos para estudiar este efecto natural. Y esto mismo ocurre para estudiar los rayos que se forman en los volcanes. Es tan difícil registrarlos adecuadamente que apenas se tiene información de como se forman.